16/9/12

" Hay instantes en la vida en los cuales las personas son verdaderas: cuando el amor los invade de verdad, cuando no es solamente gimnasia sexual, cuando la alegría las invade de verdad, cuando sus reacciones no les son conocidas ni siquiera a ellas mismas, cuando la desgracia de verdad las despedaza, aunque a veces, no tanto a ellas cuanto a su máscara interhumana, y en tal caso, comprende que ésta no las destroza a ellas mismas, sino a su modo de representar. Puede ser el punto crucial".

Efectivamente, lo que encuentro en mi experiencia clínica, es que: la desgracia, las separaciones, los duelos, los desengaños del amor y las emociones, más allá de cierto límite, enfrentan al paciente a un abismo que tiene que cruzar.

Para lograrlo es necesario un cambio, aunque sea parcial, de la escena en la que se sitúa y creía habitar, este tipo de cambios no transcurren sin dolor y para hacerlos, cada uno se aferra donde puede.

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